El múltiple desafío de Limónov
Amoral y desquiciado, un poeta desesperado, así es el escritor y político ruso Limónov. Conocido por su abierta oposición a Putin —lucha que lo ha recluido en la cárcel más de una vez—, es ahora personaje del premiado título de Emmanuel Carrère. En este libro el autor fusiona distintos géneros literarios.
El apelativo Limónov no debe sonarles familiar a los lectores de habla española, como tampoco reconocerán el patronímico verdadero, Eduard Veniamínovich Savienko. Es posible que ello se deba a que los dos únicos libros de este autor y disidente ruso que han sido traducidos a nuestro idioma aparecieran bajo un sello marginal. No obstante, después de la obra que le ha consagrado Emmanuel Carrère («Limónov», Anagrama, 2013), nos aventuramos a predecir que su nombre pronto se hará conocido entre nosotros, aunque seguramente no tanto como lo fue en los años ochenta y noventa, cuando sus novelas impactaron a los lectores franceses, alemanes e ingleses.
Visíon de diamante
Al abordar este libro, lo primero que nos llama la atención es su carácter sui géneris. ¿Qué es «Limónov»? ¿Una novela? ¿Una biografía? ¿Un reportaje? ¿Un ensayo? ¿Un testimonio? Resulta imposible elegir uno de estos membretes porque, evidentemente, hay un poco de todo. El escritor francés Emmanuel Carrère no es ajeno a la ficción, pero, esta vez, ha optado por un híbrido que representa el apogeo de una tendencia que se ha impuesto en las últimas décadas: la disolución de las fronteras entre los géneros literarios. Por ello, ha tenido el cuidado de no identificar a su libro como una novela. Pero tampoco ha indicado que se trata de una biografía. ¿Una biografía novelada, entonces? Quizá, aunque tanto da si es así o no. ¿Por qué? Porque lo último que desea quien ha empezado a sumergirse en el texto es que le digan que lo que está leyendo no es lo que le parece que es. ¡Qué importa! Lo único que cuenta es que hay un relato absorbente donde los personajes, cumpliendo el sueño de la novela, son de carne y hueso, y que las reflexiones y comentarios del autor-narrador, quien entra y sale de la historia con la destreza de un prestidigitador, lejos de fastidiarnos, enriquecen y multiplican las resonancias de la trama. Carrère ha conseguido una visión poliédrica y simultánea, capaz de trastornar las convenciones espacio-temporales para entregarnos la realidad faceteada como un diamante.
Poeta desesperado
Por supuesto, más allá de su prodigiosa técnica y verbo embriagador y preciso, este libro no sería lo que es sin la existencia y complicidad de su protagonista, el insólito y contradictorio Limónov. ¿Cómo dar una idea verosímil de este «enfant terrible», mezcla de «punk» y delincuente, tan amoral como Rimbaud, tan desquiciado y fascista como Céline? Poeta y aventurero, desesperado y violento, Limónov nos despierta cierta repulsión que Carrère consigue amenguar a medida que se adentra en la compleja psique de este producto único de la era soviética. A la larga, nos conmueve su lucha desaforada contra el sistema, la fractura irreversible de un paria que encuentra refugio en las palabras y se vale de ellas para enfrentarse al ogro, aun sabiendo que está condenado a una inexorable derrota.
Furia incandescente
Si el objetivo de Carrère era configurar la anatomía de un rebelde, pues lo ha logrado con creces. Nacido en 1943, Limónov —seudónimo que alude tanto a la acidez del limón como al poder explosivo de una granada— es uno de esos personajes más grandes que la vida, uno de esos raros especímenes que se desgañitan por convertir su trayectoria vital en algo muy similar a una trepidante novela o película. Si no, ¿cómo entender a este lumpen soviético que, de repente, descubre el fuego de la literatura y se lanza a la conquista del mundo, impulsado por una fe ciega e irracional que le permite derribar todo lo que se opone a su paso? Sí, en comparación con él, otros escritores disidentes como Evtushenko o Brodsky se nos antojan modélicos, civilizados y previsibles. Limónov, en cambio, posee la furia pura e incandescente del maldito, y su alma torturada lo acerca a aquellos antihéroes de Dostoievski que prefieren la inmolación antes que degradar sus convicciones.
Historia rusa
Además de crear (o recrear) un personaje memorable, Carrère nos da una lección magistral de historia rusa y nos ayuda a esclarecer el fenómeno del derrumbe de la Unión Soviética. No en vano el volumen se abre con un epígrafe de Vladimir Putin que dice: «El que quiera restaurar el comunismo no tiene cabeza; el que no lo eche de menos no tiene corazón». Eduard Limónov, claro está, es uno de sus más pugnaces opositores como cabeza del ilegal Partido Nacional Bolchevique, por lo que lo ha sufrido prisión en varias ocasiones. Esta obra de Carrère se publicó originalmente en el 2011 y ha sido distinguida con el Renaudot, el Premio de la Lengua Francesa y el Prix des Prix, que se elige entre las ganadoras de los ocho premios más importantes de Francia. Desde luego, sabemos que los galardones literarios son a menudo motivo de reproches y controversias. En este caso, empero, podemos aseverar que no existe margen de error alguno. «Limónov» es, simplemente, un libro imbatible.
«El Dominical», 10 noviembre 2013